Hay casas que no necesitan reinventarse. Solo necesitan volver a estar a la altura de lo que prometen.
En Felipe II, el punto de partida era claro: preservar la sensación de hogar clásico, su elegancia, su presencia y actualizarlo con una lectura contemporánea: más habitable, más cómodo, más coherente con la vida de ahora.
El objetivo no fue “modernizar”. Fue afinar.
Estado previo de la vivienda
La propuesta
La propuesta fue crear un equilibrio elegante y sofisticado: un diálogo entre lo clásico y lo moderno, donde lo contemporáneo no compite, acompaña.
En lugar de imponer un estilo, lo que hicimos fue construir una atmósfera: una casa con presencia, pero sin ruido.
Clásico, sin pasado. Contemporáneo, sin frío.
La atmósfera
Elegancia sin esfuerzo
Luz serena, cálida
Espacios que invitan a quedarse
Un hogar que se siente “correcto” desde que entras